Cuando
era niña, erróneamente pensaba que había un problema conmigo. Muchas veces
prefería quedarme en mi habitación dibujando, leyendo un libro o simplemente
soñando despierta. Todo esto, mientras los demás niños de la urbanización
jugaban en el parque o las vecinitas se reunían para jugar a ser mamá, cajera o
maestra. Nunca fui anti-social, al contrario, me desenvolvía muy bien en grupos y me disfrutaba las fiestas de principio a
fin. Sin embargo, eran muchos los momentos en que optaba por desconectarme del
mundo para conectar conmigo misma. Es
increíble todo lo que un poco de imaginación y una niña de 7 años pueden lograr: desde muebles pintados con marcadores hasta poemas escritos en la
pared con "crayolas".
Fueron
muchos años luchando conmigo, tratando de ser "normal" y menos
calmada o pensativa. La clase de ballet era el ambiente perfecto para disfrazar
mi "problema" ya que podía compartir con
otras niñas de mi edad y a la misma vez mantener mi individualidad durante los
ejercicios. Mientras otras niñas competían entre sí, yo competía conmigo.
Luchaba para destacarme y acercarme a la excelencia - no meramente ser el foco
de atención. Pensaba que de esta manera podía demostrarle al mundo que no era
una isla.
Me
hicieron creer que estaba mal, que tenía que cambiar mi manera de ser para
alcanzar el éxito. Así que comencé a construir mi destino: fui modificando mis actividades y seleccioné una carrera donde
típicamente sobresale el más extrovertido - administración de empresas. Sentía la urgencia de experimentar y demostrarme que
yo también podía ser asertiva, atrevida y hacerme sentir. Pasé mucho tiempo sin
comprender que mi problema no era otra cosa que introversión.
La
abogada Susan Cain, autora del libro "The Power of Introverts",
aclara la diferencia de ser tímido versus introvertido:
"La timidez es sobre el miedo al juicio social. La introversión está más relacionada con cómo se responde a la estimulación, incluyendo la estimulación social. Así que la extroversión ansía estimulación mientras que los introvertidos se sienten más vivos, más activos y capaces cuando están en ambientes mas tranquilos con menos estimulación. No todo el tiempo, estas cosas no son absolutas, pero sí durante mucho tiempo. Así que la clave para maximizar nuestros talentos es colocarnos en la zona de estimulación más adecuada para cada uno".
Pero,
¿qué hacer en un mundo donde reinan los extrovertidos y donde el atrevimiento
abre todas las puertas? ¿Cómo sobrevivir en una sociedad que depende cada día más de la
colaboración y otorga mayor importancia a las destrezas de trabajo en equipo?
Típicamente, le corresponde al introvertido adaptarse para ser aceptado,
cumplir con la norma y evitar ser excluidos de las ruedas de liderazgo. Aun cuando
estudios demuestren que los líderes introvertidos a menudo obtengan mejores
resultados, debido a que tienden a ser más cautelosos, empáticos y les gusta
escuchar a los demás.
¿Alguna
vez se ha preguntado por qué hay personas que parecieran ser más rápidas en una
discusión que otras? O ¿por qué en reuniones de brainstorming hay algunos que
comparten sus ideas con más claridad que otros? Posiblemente su compañero
introvertido tardó en expresarse o le resulta más complicado comunicar todo lo
que está pensando de una manera clara y concisa. Quizás en un ambiente más
tranquilo, con menos estimulación, hubiera podido desarrollar y profundizar
todo un conjunto de ideas.
Los extremos no convienen. No se trata de que todo debe girar en torno al individuo o
que la colaboración no sea efectiva. La interacción social es divina y permite
lograr una diversidad de tareas de una manera muy eficiente. Sin embargo, todos
deberíamos poder desconectarnos de vez en cuando y descubrir todas las
maravillas que habitan en nuestra mente.
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